Los Caminos

En cuanto te conocí, empecé a temer (como acabé comprobando —que no rectificando— más tarde) que me hubiera equivocado al elegir ciencias como especialización. Por primera vez en mi vida, alguien era capaz de hacer interesantes la lengua y la literatura. Ya no se trataba únicamente de memorizar códigos y datos; de pronto uno encontraba el sentido a todo lo que conformaba el castellano, aprendía a valorar el código riquísimo que utilizamos y a ser conscientes del potencial que guardaba dentro. Por fin los libros obligatorios, muchos de ellos decididos sin pensar en los receptores y que a muchos les provocaba aversión a la lectura, se volvían interesantes cuando explicabas sus entresijos, sus simbolismos y su autor. Continuar leyendo «Los Caminos»