“No tengan piedad.”
¿Cómo podríamos salvar la vida al condenado a partir de la frase anterior?
Efectivamente, con una coma: “No, tengan piedad”.
Este ejemplo sobre la importancia de los signos de puntuación no se me ha ocurrido a mí; no es algo novedoso: yo lo saqué de la serie “Merlí”, pero ya cuando era pequeño estudié un caso similar (según me contaron en la escuela, basado en hechos reales) donde un mensajero medieval salvaba su vida al alterar el escrito de su rey con una coma y evitar, de paso, entregar una declaración de guerra a una nación vecina. Continuar leyendo «¿Cómo salvamos al condenado?»